viernes, 19 de agosto de 2011

INVERTIR SIN COMPRAR TIERRAS


 
El FIPP, que opera la SRA, promueve los negocios en las tierras ejidales, de las cuales 94% tiene certeza jurídica

La riqueza de los recursos naturales incluidos en la propiedad ejidal en México es indudable: concentra 80% de las selvas y bosques, 74% de la biodiversidad y dos terceras partes de los litorales.

Con el fin de aprovechar estas condiciones, la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA) opera el programa de Fomento a la Inversión Pública y Privada en la Propiedad Rural (FIPP), que brinda certeza jurídica a los inversionistas interesados en rentar tierras ejidales para desarrollar proyectos productivos que respeten la vocación natural de la tierra.

“Al asociarse con los campesinos, el inversionista no se descapitaliza y tiene beneficios inmediatos que fortalecen su proyecto”, dijo Rocendo González Patiño, procurador agrario de la SRA. “Requerimos un cambio cultural y dejar de pensar que sólo comprando la tierra es posible invertir”, agregó.

Proyectos con nombre y apellido

Siembra de cultivo de granos, forrajes y hortalizas es uno de los proyectos de inversión ya formalizados por el FIPP.

Se desarrolla en el municipio Doctor Arroyo, en Nuevo León, los campesinos asociados a este proyecto suman una superficie de 220 hectáreas y la inversión comprometida es de 4.15 millones de pesos, de los cuales ya se han aplicado 2.16 millones.

Brígido Morales Vázquez, inversionista en el proyecto, mencionó que el arrendamiento anual de la superficie es de 680,000 pesos, a diferencia de los 4 millones 400,000 que implicaría la compra de los terrenos.

En tres años, las inversiones en tierra social del FIPP ascienden a más de 111,346 millones de pesos, representativos de 2,190 proyectos -incluido el desarrollado en Doctor Arroyo- y abarcan una superficie de 607,410 hectáreas.

El estado de Guerrero encabeza el número de proyectos formalizados, con 290, seguido de Michoacán (202) y Oaxaca (135); otros 224 proyectos se encuentran próximos a ser ejecutados.

“También impulsamos proyectos innovadores. Entre ellos, la generación de energías limpias como la eólica y la compra de bonos de carbono en la Selva Lacandona”, dijo Abelardo Escobar Prieto, titular de la SRA.

Desmitificar al huevo y pollo para su consumo


Tanto el huevo como el pollo son alimentos ricos en proteína, son nutritivos y económicos; aun con esto no se mantienen a salvo de los mitos que, en cierta medida, afectan su consumo.

Del huevo se dice que incrementa los niveles de colesterol y que favorece el surgimiento de enfermedades cardiovasculares (ECV). Ahora sabemos que los factores que provocan estas enfermedades son el alcohol, el tabaco, el sedentarismo, el estrés y la obesidad. Por lo tanto, no hay ningún riesgo al consumirlo y apartar la yema no es necesario, es cierto que con este acto se consigue eliminar el colesterol (213mg/huevo), pero también se retiran importantes nutrientes.

Falsamente se cree que la proteína de buena calidad debe ser cara y, por el contrario, un huevo que cuesta un poco más de 1 peso contiene el mejor perfil de aminoácidos indispensable, mientras que sus proteínas son de alta calidad, superiores a las de la leche, el pescado y la carne.

Dado su precio accesible se puede considerar para combatir la desnutrición, que en México se estima está presente en 15% de la población.

Otro de los mitos es que los huevos rojos son de mejor calidad que los blancos; el color es determinado por la raza de la gallina, no por su alimentación y, por lo tanto, no existe ningún factor que influya sobre el contenido de nutrimentos.

En México, 95% del huevo que se consume es blanco, la razón de esto es que las gallinas rojas son más grandes y consumen más alimento.

Las gallinas producen un huevo cada 25 o 28 horas, por lo que es un gran mito que por medio de la manipulación de la luz se pueda alterar este proceso biológico.

De los pollos se dice que son alimentados con hormonas para fomentar un crecimiento acelerado. Lo cierto es que su desarrollo en menos tiempo se da por la selección de las razas, nutrición, sanidad y al avance registrado en la industria avícola.

Utilizarlas no tendría ningún efecto en el ave y aumentaría los costos de producción.
Por lo tanto, en lugar de restringir su consumo con ideas erróneas, hay que promoverlo. El año pasado en nuestro país el huevo registró un consumo per cápita de 380 piezas, esto lo ubica como el primer consumidor de huevo fresco para plato a nivel mundial y el sexto como productor. En el 2009 creó 1,143 empleos, 83% directos y 17% indirectos.

El pollo cuenta con un consumo per cápita de 26 kg. al año y somos el quinto productor de pollo a nivel mundial. Ambos representan 63.4% de la producción pecuaria en el país.