viernes, 12 de agosto de 2011

"PROVEEDORES DE AUTOPARTES EN MÉXICO: EVALUANDO LOS RIESGOS PARA LA PRODUCCIÓN Y LAS EXPORTACIONES"

Durante décadas, México ha sido un importante centro productor de automóviles y autopartes; el rol del país en la industria automovilística mundial probablemente continuará creciendo debido a su proximidad con el mercado norteamericano. Sin embargo, el incremento bien documentado de la violencia relacionada con los diversos cárteles del narcotráfico que operan en México durante los últimos años merece un seguimiento muy de cerca, en nuestra opinión, dada la inversión masiva de los productores de autopartes y vehículos en México. Aunque no hemos sido testigos de una interrupción de las operaciones derivada de la violencia, consideramos que sería poco práctico para la mayoría de proveedores de autopartes el reubicar sus operaciones mexicanas críticas si dichas interrupciones ocurrieran.
Los proveedores de autopartes se han beneficiado de la producción de bajo costo que tienen en México y, a la fecha, no han afrontado impedimentos significativos al respecto. Los proveedores de autopartes han afirmado que, aunque están tomando las precauciones necesarias para afrontar los temas de seguridad en México, en particular el aumento de la delincuencia a lo largo de la frontera con Estados Unidos, no prevén ningún problema en la producción – y Standard & Poor’s Ratings Services no ha visto evidencia de interrupciones en esta o en cualquiera de las otras industrias importantes dentro del país. A pesar de esta trayectoria positiva hasta ahora, consideramos que sigue siendo importante monitorear cualquier incidente.
Para los proveedores de autopartes extranjeros, ha habido beneficios sustanciales por la producción de automóviles y autopartes en México. Desde 2003, Estados Unidos ha eliminado los aranceles sobre los automóviles de pasajeros, camiones ligeros y componentes de automóviles que se producen en México (véase la nota 1). Aunque la mayoría de las nuevas inversiones en la producción de automóviles desde 1994 ha sido en Estados Unidos, la producción de autopartes ha aumentado sustancialmente en México, y empresas mexicanas llevan a cabo una gran parte de esta.
Los salarios en México en esta industria son una fracción de los salarios en Estados Unidos, generalmente se ubican entre 10% y 20%, y la cercanía de México con Estados Unidos contribuye a costos más bajos de transporte y logística frente a otros países. También hay flexibilidad con respecto a la posibilidad de emplear ciudadanos de Estados Unidos a lo largo de la frontera entre los dos países. Además, los productos fabricados en México reciben un trato comercial favorable con varios países de América del Sur. México, por lo tanto, puede servir como una plataforma para la exportación de automóviles hacia Norteamérica y América del Sur.
A pesar de sus preocupaciones cada vez mayores respecto de la seguridad, muy pocos proveedores de autopartes han indicado su intención de reducir su presencia en México. De acuerdo con la mayoría de ellos esto requeriría una gran cantidad de tiempo y gastos para llevarse esta capacidad a los Estados Unidos con el fin de compensar la capacidad perdida en México. Aunque el nivel de dependencia de algunos proveedores hacia México es menor que el de otros que tienen suficiente capacidad adicional en Estados Unidos para compensar la capacidad perdida en caso de una interrupción. Sin embargo, la estrategia de algunos proveedores de autopartes hasta ahora es trasladar sus operaciones a zonas con índices de criminalidad más bajos, o seguir a sus principales clientes a las regiones donde se encuentra la producción de autos nuevos. El supuesto subyacente parece ser que el alto nivel de delincuencia sigue siendo limitado a los estados fronterizos y algunas ciudades (vea la tabla). Al mismo tiempo, los gobiernos, federal y estatales, ofrecen incentivos para aumentar la fabricación de autopartes en algunas regiones y han reforzado la seguridad en las áreas de producción clave.
México ha desempeñado un papel importante en la manufactura en Norteamérica desde la década de 1960, cuando las empresas multinacionales establecieron por primera vez maquiladoras en el lado mexicano de la frontera México-Estados Unidos. A través de estas instalaciones, conocidas también como maquilas, los fabricantes en México importaron materias primas y materiales intermedios y bienes libres de aranceles y los convirtieron en productos que podían exportar de nuevo a Estados Unidos (véase la nota 3). Las maquiladoras también permitieron a las multinacionales contratar trabajadores con salarios mucho más bajos que sus contrapartes en Estados Unidos. Además, la ubicación de estas maquiladoras a lo largo de la frontera se tradujo en menores costos de transporte y logística en comparación con las operaciones en otros países (véase la nota 4). Además, los empleados de Estados Unidos podían vivir en su país y trabajar en estas instalaciones cruzando la frontera

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